Este año tenemos que ponernos las pilas, precisamente después de haber celebrado nuestros 50 cocachos de haber salido de nuestro colegio. Hemos confirmado que nuestros compañeros podrían compartir mucho de su experiencia, en los diversos ámbitos en que se desenvuelven, a cual más diferentes.
No podemos dejar que esa cantera de experiencias se desperdicie. No cabe egoísmo de guardar como secreto a estas alturas del partido, lo que puede ser un consejo útil, una experiencia valiosa o una anécdota graciosa, dentro del colegio o después. Las dificultades que hemos tenido en la vida y si ha sido posible superar, o la suerte que siempre nos acompañó.
Es así como propongo que seria conveniente ir pensando que experiencias podría compartir en el equivalente de unas 2000 palabras (unas 2 o 3 páginas a reglón ceñido).
Si esta idea es acogida, podríamos fijarnos metas más ambiciosas, como la edición de un libro o matizar nuestras reuniones periódicas con el aprendizaje además de la diversión. Su blogreo: eduardent
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